El controversial ciberactivista australiano, Julián Assange, permaneció en la embajada de Ecuador en el Reino Unido por un lapso de 2487 días, los mismos que terminaron con la salud mental y física del programador más famoso del mundo. Según los guardias de seguridad de la empresa UC Global, Assange llevaba una vida llena de obsesiones y excentricidades que no acababa de gustar al personal que lo rodeaba. El hacker más buscado no podía tocar piso británico caso contrario hubiese sido detenido inmediatamente por las autoridades, por tal motivo permaneció “encerrado” en la instalación de 300 metros cuadrados; esto causó serios problemas de salud mental al “huésped”, que poco a poco iba cambiando su comportamiento; convirtiéndolo en un ser hostil. Cuentan los custodios que la Embajada se transformó en un sitio de reuniones para Julián y sus allegados, inclusive llegó a recibir visitas diarias de diferentes personalidades famosas como: Lady Gaga, Yoko Ono y su hijo Sean Lennon entre otros, los mismos que debían anunciar su llegada con dos días de anticipación para seguir con procedimientos protocolares.
En varios videos de seguridad se puede observar a Assange en una riña verbal y hasta forcejeos con los protectores del lugar, además de varios problemas por temas de aseo que no permitían que la convivencia fluya de una manera positiva. Cabe mencionar que un segundo “visitante” se mantuvo casi todo el tiempo con el “Juli” (como lo llamaban algunos guardias) y era su famoso gato que usualmente se lo veía parado en la ventana viendo hacia el exterior vestido con traje y corbata. El problema surgió cuando Julián dejo de atender las necesidades de su mascota y se convirtió en una carga más para el personal de la Embajada ecuatoriana, además que su medio de transporte dentro de su “residencia” era un monopatín que lo utilizaba para trasladarse de una habitación a la otra.
Según el Presidente de la República, Lenin Moreno, uno de los motivos que lo llevaron a retirar el asilo que mantenía Assange fue que él utilizaba sus heces fecales para manchar las paredes de la Embajada a modo de protesta.
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