Miles de venezolanos se han visto obligados a salir de su país debido a la crisis, sin embargo, nunca se imaginaron donde podrían terminar.
Los ciudadanos venezolanos nunca se imaginaron que su país tan rico en petroleó, podría terminar siendo uno de los países con peor economía en el mundo y alcanzando una inflación sin precedentes en la región sudamericana. Debido a estos factores miles de venezolanos se han visto en la necesidad de salir de su país y buscar nuevos horizontes, sin saber dónde podrían terminar.
Eduar y Naikelly, son dos de los miles de casos que existen de venezolanos obligados a salir de su país por la necesidad de sobrevivir, ellos se vieron obligados a migrar debido a la hiperinflación en su territorio donde no tenían trabajo y no podían pagar su sustento diario. Debido a esto por la necesidad encontraron trabajo en las plantaciones de coca en Catatumbo, Colombia, que pese a ser una zona militarizada donde grupos armados ejercen su influencia se han visto obligados a permanecer en su nuevo trabajo.
Con jornadas exhaustivas, problemas físicos y psicológicos se mantienen trabajando en estos campos, donde sus manos son las principales víctimas, debido a las largas jornadas donde deben recolectar hojas de coca para luego ser procesadas. Estos tienen un ingreso de 144 dólares americanos, de los cuales utilizan un poco para sobrevivir y el resto para enviar a sus familiares.
Estos migrantes se han tenido que acostumbrar a un pueblo de 3.200 integrantes, y acatar sus reglas debido a que si incumplen en esto pueden ser ajusticiados por organizaciones armadas. Algunas de estas normas de convivencia son que la prostitución esta prohibida, el consumo de drogar y el porte de armas. En algunos casos deben recibir una recomendación de los lugareños para poder trabajar en estos cultivos.
Esta es la realidad a la que se enfrentan cientos de venezolanos que han decidido buscar nuevas oportunidades, sin dejar de reprochar y pedir a Dios que el gobierno de Nicolas Maduro termine de una vez por todas, para que comience un nuevo camino en su país natal.
Fuente: EL COMERCIO.