En el 2014 un chofer de un autobús escolar abuso sexualmente en varias ocasiones de un niño de 8 años, quien en ese momento vivía con sus padres en una escuela en la ciudad de Guayaquil. Al tiempo después de haber sufrido algunos ataques el menor empezó a presentar síntomas de enfermedad; sus padres tuvieron que llevarlo al médico y después de hacerle varios exámenes se dieron cuenta que estaba infectado de VIH. Fue ahí cuando el pequeño revelo todo acerca de los abusos sufridos.
A los 4 años del hecho el hombre de 63 años fue sentenciado a 29 años y 4 meses de prisión, aun cuando la pena máxima para abuso sexual es de 22 años el juzgado tomo en cuenta agravantes como el contagio de una enfermedad catastrófica a un menor de edad.